Rafael Matías Coutiño Muñoz[1o Quetzal], Sebastían García Cano[1o Quetzal], Mila Ariana González Martínez[1o Quetzal]
La luz es un factor fundamental para la salud humana, ya que influye en múltiples procesos biológicos y psicológicos. La exposición a la luz natural regula el ritmo circadiano, el cual controla el ciclo de sueño-vigilia. La luz solar estimula la producción de serotonina, un neurotransmisor clave para el bienestar emocional, mientras que la oscuridad favorece la liberación de melatonina, esencial para un descanso adecuado.
El déficit de luz natural, especialmente en personas que pasan mucho tiempo en interiores, puede provocar trastornos como el insomnio, la fatiga crónica y la depresión estacional. En contraste, la sobreexposición a la luz artificial, en especial a la luz azul de pantallas y dispositivos electrónicos, altera los ritmos circadianos y reduce la calidad del sueño.
Además de regular el sueño, la luz también influye en la función cognitiva. Estudios han demostrado que una iluminación adecuada mejora la concentración, el estado de ánimo y el rendimiento académico o laboral. Por otro lado, una iluminación deficiente puede generar fatiga visual, dolores de cabeza y disminución de la productividad.
En el ámbito de la salud mental, la fototerapia es utilizada como tratamiento para la depresión estacional y otros trastornos del estado de ánimo, demostrando cómo la luz puede modular la química cerebral.
Light is a fundamental factor for human health, as it influences multiple biological and psychological processes. Exposure to natural light regulates the circadian rhythm, which controls the sleep-wake cycle. Sunlight stimulates the production of serotonin, a key neurotransmitter for emotional well-being, while darkness promotes the release of melatonin, essential for proper rest.
A lack of natural light, especially in people who spend long hours indoors, can lead to disorders such as insomnia, chronic fatigue, and seasonal depression. In contrast, overexposure to artificial light, particularly blue light from screens and electronic devices, disrupts circadian rhythms and reduces sleep quality.
Beyond regulating sleep, light also affects cognitive function. Studies have shown that proper lighting improves concentration, mood, and academic or work performance. On the other hand, poor lighting can cause visual fatigue, headaches, and decreased productivity.
In the field of mental health, light therapy is used as a treatment for seasonal depression and other mood disorders, demonstrating how light can modulate brain chemistry.
To tekitl tlen ciencia kitemoua kenijkatsa tlauili kipaleuia uan kipaleuia totlakayo uan tokuetlaxkol. Kiixtoma kenijkatsa kinyoltilana nopa hormonas tlen tlauel ipati, kej nopa serotonina, melatonina uan cortisol, uan kenijkatsa kinpaleuia nopa tekitl tlen kichiuaj ipan inintlalnamikilis uan ipan inintlakayo. Nopa tlayejyekoli tlen kisas kichiuas ma mochiua tlajtolpaleuilistli tlen ika kuali kitekiuisej tlauili.
La luz es un elemento esencial para la vida humana, ya que influye en múltiples procesos biológicos, psicológicos y físicos. Desde la regulación del ciclo circadiano hasta la producción de hormonas como la serotonina y la melatonina, la exposición a la luz natural tiene un impacto significativo en la salud mental y física. Sin embargo, la sobreexposición a la luz artificial y la falta de luz natural pueden generar problemas como trastornos del sueño, fatiga y desequilibrios hormonales. El problema que aborda esta investigación radica en la influencia de la luz en el bienestar humano y los efectos que puede tener su deficiencia o exceso en la salud. El objetivo principal es analizar cómo la luz afecta el cerebro, la producción hormonal y la piel, y cómo su uso adecuado puede contribuir a mejorar la calidad de vida.
La justificación de este estudio se basa en la necesidad de concienciar sobre la importancia de la luz en la regulación de funciones biológicas y su impacto en enfermedades como la depresión estacional y los trastornos del sueño. Se plantea como hipótesis que una exposición equilibrada a la luz natural mejora la salud mental y física, mientras que la sobreexposición a la luz artificial altera los ritmos biológicos.
Este estudio se relaciona con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, especialmente con el ODS 3 (Salud y bienestar), al buscar formas de optimizar la exposición a la luz para mejorar la calidad de vida. La metodología incluirá maquetas donde se exponga la reacción del cerebro a diferentes condiciones de iluminación para mostrar de una forma visual su impacto en el estado de ánimo, la concentración y el descanso.
Los principales beneficiarios de esta investigación son las personas que padecen trastornos del sueño, fatiga crónica o depresión estacional, así como aquellos interesados en optimizar sus hábitos de exposición a la luz. A través de este estudio, se busca generar recomendaciones prácticas que ayuden a mejorar la salud y el bienestar general.
Hemos aprendido que la luz es vital en cualquier forma de vida, pero ¿Sabías que en exceso, ya sea la luz natural o artificial puede dañarnos?, consideramos que es importante que las personas conozcan los beneficios y los daños que puede causar la luz en nuestra salud para que así puedan cuidar mejor su piel, su descanso, sus emociones, etc.
Una de las principales enfermedades relacionadas con la falta de protección contra los rayos solares es el cáncer de piel, a nivel mundial esta patología es reconocida como un problema de salud pública además de que está relacionada con un buen descanso lo cual afecta o beneficia directamente en nuestras emociones.
Si todas las personas conocieran los efectos benéficos o dañinos de la luz entonces tomarían las precauciones necesarias para cuidar su salud y sacar el mejor provecho de ella.
Se tiene como objetivo generar conciencia acerca del consumo de una energía renovable y la energía eléctrica, no solo para el beneficio del ser humano, sino también para el planeta.
Ya que en muchos estudios se pueden encontrar los diferentes efectos secundarios de un consumo inconsciente e irresponsable de las fuentes de energía ya mencionadas.
Investigar y analizar los beneficios y efectos secundarios de la exposición a la luz solar y la energía solar en el cuerpo humano, con el fin de comprender su impacto en la salud física y emocional.
Así mismo examinar los beneficios y efectos secundarios de la energía eléctrica en el cuerpo humano, con el propósito de evaluar su impacto en la salud física y mental, y desarrollar pautas para un uso seguro de dispositivos eléctricos.
Evaluar los efectos positivos de la luz solar en la síntesis de vitamina D, la regulación del sueño y el bienestar emocional, así como identificar los riesgos asociados con la exposición excesiva, como el daño en la piel y el aumento del riesgo de cáncer.
Es igual de importante investigar cómo la exposición a campos electromagnéticos generados por dispositivos eléctricos puede afectar al sistema nervioso y la salud en general, y analizar los posibles beneficios de terapias basadas en la electricidad, como la estimulación eléctrica en tratamientos médicos.
ODS 3: Salud y Bienestar
Promover el uso sostenible de la luz solar para mejorar la salud humana, optimizando sus beneficios, como la producción de vitamina D y el bienestar emocional, mientras se educa sobre prácticas seguras de exposición para prevenir los efectos adversos, como el daño en la piel y el riesgo de cáncer. Esto incluye fomentar la concienciación sobre la importancia de una exposición equilibrada a la luz solar y la integración de esta fuente de energía natural en el bienestar físico y mental de las personas.
ODS 2: Energía amigable y no contaminante
Fomentar el uso eficiente y sostenible de la energía eléctrica, promoviendo fuentes de energía renovables y limpias, como la solar y la eólica, para reducir el calentamiento global y garantizar que la electricidad utilizada sea accesible y segura para todos. Además, se busca integrar tecnologías de eficiencia energética en dispositivos eléctricos para minimizar su impacto ambiental y fomentar un uso consciente y saludable de la energía eléctrica, reduciendo los riesgos potenciales para la salud humana derivados de la exposición a campos electromagnéticos y otros efectos secundarios.
Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna.
El fenómeno de la electricidad se ha estudiado desde la antigüedad, pero su estudio científico comenzó en los siglos XVII y XVIII. A finales del siglo XIX, los ingenieros lograron aprovecharla para uso doméstico e industrial. La rápida expansión de la tecnología eléctrica la convirtió en la columna vertebral de la sociedad industrial moderna.
Mucho antes de que existiera algún conocimiento sobre la electricidad, la
humanidad era consciente de las descargas eléctricas producidas por peces eléctricos. Textos del Antiguo Egipto que datan del 2750 a. C. se referían a estos peces como «los tronadores del Nilo», descritos como los protectores de los otros peces. Posteriormente, los peces eléctricos también fueron descritos por los romanos, griegos, árabes, naturalistas y físicos. Autores antiguos como Plinio el Viejo o Escribonio Largo, describieron el efecto adormecedor de las descargas eléctricas producidas por peces eléctricos y rayas eléctricas. Además, sabían que estas descargas podían transmitirse por materias conductoras. Los pacientes de enfermedades como la gota y el dolor de cabeza se trataban con peces eléctricos, con la esperanza de que la descarga pudiera curarlos. La primera aproximación al estudio del rayo y a su relación con la electricidad se atribuye a los árabes, que antes del siglo XV tenían una palabra para rayo (raad) aplicado a la raya eléctrica.
En culturas antiguas del Mediterráneo se sabía que al frotar ciertos objetos, como una barra de ámbar, con lana o piel, se obtenían pequeñas cargas (efecto triboeléctrico) que atraían pequeños objetos, y frotando mucho tiempo podía causar la aparición de una chispa. Cerca de la antigua ciudad griega de Magnesia se encontraban las denominadas piedras de Magnesia, que incluían magnetita y los antiguos griegos observaron que los trozos de este material se atraían entre sí, y también a pequeños objetos de hierro. Las palabras magneto (equivalente en español a imán) y magnetismo derivan de ese topónimo. Hacia el año 600 a. C., el filósofo griego Tales de Mileto hizo una serie de observaciones sobre electricidad estática. Concluyó que la fricción dotaba de magnetismo al ámbar, al contrario que minerales como la magnetita, que no necesitaban frotarse. Tales se equivocó al creer que esta atracción la producía un campo magnético, aunque más tarde la ciencia probaría la relación entre el magnetismo y la electricidad. Según una teoría controvertida, los partos
podrían haber conocido la electrodeposición, basándose en el descubrimiento en 1936 de la batería de Bagdad, similar a una celda voltaica, aunque es dudoso que el artefacto fuera de naturaleza eléctrica.
Las primeras aportaciones que pueden entenderse como aproximaciones sucesivas al fenómeno eléctrico fueron realizadas por William Gilbert que realizó un estudio cuidadoso de electricidad y magnetismo. Diferenció el efecto producido por trozos de magnetita, de la electricidad estática producida al frotar ámbar. Además, acuñó el término neolatino electricus (que, a su vez, proviene de ήλεκτρον [elektron], la palabra griega para ámbar) para referirse a la propiedad de atraer pequeños objetos después de haberlos frotado. Esto originó los términos eléctrico y electricidad, que aparecen por vez primera en 1646 en la publicación Pseudodoxia Epidemica de Thomas Browne.
Existen varias teorías complejas sobre la historia de la electricidad y cómo se originó su uso. No obstante, el uso moderno que se le da hoy en día a la electricidad es la unión de diferentes investigaciones.
Los primeros datos recogidos sobre la electricidad estática fueron analizados por Girolamo Cardano, quien involucró las fuerzas eléctricas y magnéticas en su trabajo “De Subtilitate, ya en 1550. Pero no fue hasta el siglo XVIII cuando se desarrolló el primer condensador, la botella de Leyden, creada por los científicos Ewald Georg Von Kleist y Pieter Van Musschenbroek.
Posteriormente, Benjamín Franklin acopló todas estas investigaciones a su experimento sobre el vuelo de la cometa en 1752. El científico enlazó una llave a la cuerda de un cometa, y la hizo volar durante una tormenta eléctrica. La electricidad transitó por la llave y provocó un choque de luz, demostrando así que la electricidad estática y la iluminación eran lo mismo y, por ende, los rayos eran una forma de electricidad. Franklin continuó investigando hasta llegar a conclusiones hasta entonces inimaginables sobre las cargas positivas y negativas.
La historia de la electricidad siguió progresando hasta llegar a Nikola Tesla, Thomas Edison y Alexander Graham Bell, quienes desarrollaron diferentes investigaciones en relación a ésta. Entre ellos destaca la creación del motor de inducción, la bombilla, la distribución de la energía, la primera locomotora eléctrica, el telégrafo, el teléfono, y por último, la industria telefónica.
Más que preguntar quién inventó la electricidad, lo correcto sería saber quiénes la descubrieron. Porque en realidad la electricidad no se inventó, más bien se descubrió, puesto que es un conjunto de fenómenos físicos. Aunque, el uso de la electricidad tal y como se conoce en la actualidad es el resultado de muchas investigaciones y años de desarrollo, el invento se le atribuye a Thomas Edison (1879), puesto que consiguió iluminar una bombilla incandescente con energía. Edison no descubrió la electricidad como tal, sino que se basó en investigadores anteriores, como, por ejemplo, la pila voltaica de Alessandro Volta (1800).
Sin embargo, Edison sí fue el primero en generar luz eléctrica de forma duradera y segura. Consiguió pasar corriente eléctrica de alta durabilidad por un filamento de carbono incandescente. Este filamento se encontraba dentro de una campana de cristal, la cual extendía la iluminación de forma eficiente, logrando así iluminar calles y viviendas.
Ahora que se ha estado hablando sobre todas las implicaciones que tiene el uso de energías limpias, vale la pena recordar cómo es que la electricidad llegó a México, cuando en todo el mundo se hacían los pininos para extender su uso y aprovechamiento.
Fue en el último cuarto del siglo XIX, cuando se realizó en la Ciudad de México el primer ensayo con energía eléctrica, un 16 de septiembre de 1881. Ese día, “doce robustas y elevadas columnas de madera”, con focos eléctricos, iluminaron lo que hoy sería Avenida Juárez, desde su arranque en Reforma y hasta Madero. Dos años después, en 1883, se construyó una nueva “torre de hierro” que se colocó cerca de la estatua de Colón y que alumbraba el Paseo de la Reforma. En estos primeros años de servicio eléctrico circuló la creencia de que cuanta más alta fuera la columna, más espacio podría iluminar el foco, de tal suerte que unos cuantos alumbraban toda la ciudad.
Experimentar con la electricidad se convertiría en aquel fin de siglo en un ejercicio común entre los científicos de todo el mundo, interesados en descubrir y ampliar las aplicaciones de ese “fluido mágico” que hacía maravillas. Y la Ciudad de México se iba colocando a la vanguardia en cuanto al alumbrado público, ya que aquí se llevaban a cabo ensayos de manera paralela a los que se realizaban en Europa.
Mientras esto se hacía, la tecnología también se perfeccionaba con los descubrimientos que se iban alcanzando. Tomás Alva Edison, por ejemplo, inventaría el foco eléctrico en 1878 bajo el esquema de la subdivisión de la luz, con lo cual se abriría una infinidad de posibilidades para el alumbrado. Una de ellas, poder colocar una especie de series de focos para iluminar las ciudades con un resplandor más discreto que el que proporcionaban las lámparas de arco, que eran como reflectores que podían molestar a la vista. Las nuevas instalaciones daban una impresión de modernidad con mayor alumbrado.
Conforme pasaron los años, esta manifestación del progreso iría ampliando su presencia por la ciudad. En 1887, por ejemplo, la compañía Aguirre Hermanos, una de las empresas que competía para proveer el servicio de luz, solicitó al Ayuntamiento autorización para establecer alumbrado eléctrico incandescente en establecimientos privados, para “comodidad y bienestar” de los habitantes de la capital. “La mejora de qué se trata ―argumentaba la empresa― está ya planteada como una de las más bellas e importantes en las ciudades de Europa y de los Estados Unidos.”
Evidentemente hubo muchos tropiezos en el camino, sin embargo, la década de 1890 representó, en los hechos, la consolidación de la política porfirista y del desarrollo económico. Grandes inversiones llegaron al país, reflejadas en magníficas obras de infraestructura como el ferrocarril y la electrificación. Impulsarlas fue una decisión de Estado que “representaba” el rumbo del progreso, y México pretendía llegar a ser un país moderno en el que tuvieran cabida todos los avances tecnológicos y científicos.
Fue así que, en esa última década del siglo XIX, la energía eléctrica amplió sus aplicaciones y empezó a utilizarse para alumbrar espacios interiores como teatros, comercios y casas particulares. Todo esto implicaba, obviamente, la construcción e instalación de un sistema eléctrico que fue dejando huella en la ciudad.
Gracias a este esfuerzo, la nueva iluminación se afianzó en las calles de la capital, apostando el gobierno por su total electrificación en 1896. Para ello, abrió un concurso público para la extensión del servicio, mismo que ganaría la empresa alemana Siemens y Halske, que obtuvo la concesión para proveer de electricidad a toda la ciudad de México.
Con ello, para 1900, la vieja historia del México en tinieblas o iluminado con antorchas y lámparas de aceite, petróleo o gas, formaría parte del pasado. El nuevo siglo arrancaba con el alarde de que todo el alumbrado público que ostentaba el país en el momento de la independencia, casi cien años antes, estaba contenido en uno solo de los muchos focos que iluminaban la capital. La intensidad luminaria se medía en bujías, y en los inicios del siglo XIX sólo dos mil bujías daban luz, mientras que finalizaba con casi un millón y medio. Había pues muchos progresos que presumir en materia de electrificación del alumbrado público, y así lo demostraban las constantes noticias que daban cuenta de la instalación de focos aquí y allá en toda la ciudad. La vida de los capitalinos se hizo entonces mucho más segura y se ampliaron las horas de socialización y trabajo.
Además, a partir de entonces la capital pudo celebrar sus fiestas patrias y religiosas con la presencia de cientos de focos que le dieron una nueva dimensión a los festejos y otra cara a la ciudad. La electrificación, tan importante para la segunda Revolución Industrial, había llegado al país y con ella la posibilidad de impulsar un país progresista y pujante. México se colocaba a principios del siglo XX a la altura de las naciones más civilizadas del mundo. Al menos algunos podían presumir de vivir y gozar de estos beneficios.
La investigación sobre la relación entre la luz y la salud se desarrolló a través de tres enfoques principales: investigación documental, investigación de campo y una investigación experimental. A continuación, se detalla cómo se elaboraron las maquetas
Materiales: Maqueta de Cerebro
Busto de unicel del Cerebro
Base de unicel.
foamy moldeable de colores
luces led de colores
silicon frio
tijeras
pintura de colores
pincel
manguera
cutter
jeringas
Procedimiento
1.- Pintamos la base de unicel del color negro.
2.- Pintamos el busto de color piel
3.-Comenzamos a moldear tiras de colores con el foamy de colores
4.-Identificamos los hemisferios del cerebro y de un lado vamos a ir pegando luces led de color azul y amarillo para represnetar la persepcion de distintos tipos de luz en el cerebro
5.- Del otro lado del hemisferio colocaremos manguera muy delgada para representar la liberación de hormonas y representar a química cerebral.
6.- Colocaremos tinta naranja en una jeringa conectada a un extremo de la manguera y en el otro extremo una jeringa para hacer la succión y en otra pedazo de manguera colocaremos tinta azul y repetiremos el mismo procedimiento.
7.-Realizamos pruebas de funcionamiento y tenemos el producto final listo.
La combinación de estos tres enfoques permitió obtener una visión completa sobre los efectos de la luz en la salud, proporcionando tanto una base teórica como una representación práctica y visual para una audiencia más amplia.
Podemos deducir que la gran mayoría de las personas desconocían todas las ventajas y desventajas que la luz puede hacer en nuestro cuerpo.