Los hongos deben ser los organismos menos conocidos y más incomprendidos del planeta. Relacionados más estrechamente con los animales que con las plantas, son vitales para mantener nuestro suministro de alimentos, nuestra salud, les ecosistemas y la química atmosférica del mundo. También poseen una sorprendente variedad de estilos de vida y formas, desde lo microscópico hasta lo más raro.
Los hongos inciden en casi todos los aspectos de nuestra vida y están a nuestro alrededor. Sin ellos, la vida no sería tal y como la conocemos. Nuestros bosques y cultivos los necesitan para florecer, porque sin los hongos, la madera y las hojas muertas no se degradarían totalmente, sino que se acumularían año tras año. El ganado y las ovejas, así como otros animales rumiantes, necesitan algunos hongos en su estómago para descomponer el pasto que comen. Las tiendas no tendrían café, té o chocolate, ni muchos quesos, ni bebidas fermentadas, ni detergentes biológicos, salsa de soya, vinagre, ni cualquier tipo de seta o producto derivado de ellas; ni muchas cosas más. Nuestra vida sería más corta sin los antibióticos y sin los otros productos farmacéuticos que provienen de los hongos. Pero, por otro lado, algunos de ellos pueden crecer en nosotros, matar cultivos y los árboles, arruinar la comida, invadir los hogares e incluso envenenarnos.
No se conoce tanto de los hongos como de otras especies, a pesar de ser organismos importantes para el desarrollo y equilibrio de algunos ecosistemas del planeta tierra.
Hoy en día apenas conocemos el 5% de las 2.2 – 3.8 millones de especien fúngicas que hay en la Tierra. Incluso pueden encontrarse hongos desconocidos en casi todas partes, hasta en nuestro propio patio trasero. Han tomado relevancia en los últimos años gracias al interés por conocer con mayor detalle su función en nuestro entorno, y el impacto que tienen en el planeta tierra.
Los hongos son el origen de algunos de los medicamentos más importantes del mundo y siguen estudiándose para encontrar nuevos. Las propiedades que los hacen un recurso tan útil en medicina podrían tener una función en la naturaleza, por ejemplo, inhibir el crecimiento de bacterias. Algunos hongos han redefinido lo que puede lograr un medicamento, como el célebre caso de la penicilina. Su historia comienza en el laboratorio londinense del microbiólogo Alexander Fleming en la década de 1920. En una polaca de Petri Fleming tenía un cultivo de bacterias Staphylococcus que accidentalmente se contaminó con el moho Penicillium Rubens. Fleming observó que la bacteria no podía crecer cerca del moho y se preguntó si este produciría algún tipo de sustancia inhibidora. Luego el científico Howard Florey y su equipo en Oxford identificaron la sustancia inhibidora como penicilina y demostraron sus increíbles propiedades para tratar infecciones bacterianas.
Sabemos que los humanos comen hongos al menos desde la Edad de Piedra, y posiblemente desde mucho antes. A través de los siglos hemos aprendido por ensayo y error qué hongos son comestibles, también su estudio científico puede arrojar nueva luz, por ejemplo, anteriormente se consideraba que el lactario negro (Lactarius turpis) era una seta comestible, pero hoy se sabes que contiene un compuesto causante de mutaciones genéticas. Actualmente se recolectan al menos 350 especies de hongos como alimento.
Aunque la mayoría de los hongos realizan funciones útiles reciclando nutrientes en los ecosistemas, algunos han adoptado estilos de vida que perjudican a las plantas (fitopatógenos) son la principal causa del daño en los cultivos; ocasionan enormes pérdidas financieras para los agricultores e incluso representan una amenaza para los alimentos de nuestra mesa. Los hongos han desarrollado tres grandes estrategias para infectar plantas. Pueden infectarlas y mantenerlas vivas para alimentarse de sus nutrientes (biòtrofos), pueden matarlas y digerir la materia vegetal muerta (necròtrofos) o pueden empezar siendo biòfrotos y después adoptar un comportamiento necròtrofo.
Con suelos fértiles, mucha lluvia y clima estacional, los bosques templados son ideales para los hongos. El roble y la hay son especies caducifolias (pierden su follaje cada año) comunes en este tipo de bosques y albergan más hongos que otros arboles nativos en Europa. En este ecosistema los hongos cumplen una importante función al descomponer la materia orgánica, favorecer el crecimiento de los árboles al establecer una relación simbiótica con sus raíces o asociarse con algas.
En ecosistemas templados los hongos también muestran las condiciones ambientales. Por ejemplo, el lactario de los robles (Lactarius quietus) indica contaminación por altos niveles de nitrógeno y acidificación del suelo (dos de las principales amenazas de los bosques templados)
y el liquen pulmonaria arbórea (Lobaria pulmonaria) prospera en los bosques antiguos con bajos niveles de contaminación y es señal de un habitad limpio.
En general, los hongos tienen una importancia ecológica vital. Ellos son descomponedores de la materia orgánica, reciclan nutrientes en la naturaleza y liberan estas sustancias que van a emplear otros organismos. Los hongos crecen alrededor de las raíces de las plantas pasando a estas nutrientes como el fósforo, mientras la planta suple a los hongos de carbono. Ambos se necesitan para vivir y desarrollarse, por lo que es una relación simbiótica. Esta relación es tan vital que el 90% de las plantas terrestres tienen hongos en sus raíces. En cuanto a los aspectos no tan favorables de los hongos, algunos de estos organismos son responsables de podrir los alimentos, contaminar el ambiente, deteriorar materiales de valor material para el ser humano (madera, ropa, pintura, equipo electrónico, etc.), provocar enfermedades en plantas, animales y en los propios humanos.
Exponer sobre la importancia de los hongos a mis compañeros.
Para conocer la aportación de los hongos en el planeta.
Si conocemos la importancia de los hongos, entonces aprenderemos más sobre su función en el planeta.
Se hizo una visita de campo al parque Izta-popo, conocido por su biodiversidad en hongos, así como a la cierra de Guadalupe, en el municipio de Coacalco.
También se utilizaron los siguientes materiales para observar el crecimiento del moho en los alimentos:
2 rebanadas de pan blanco
2 bolsas tipo ziploc
1 vaso con agua
1 caja de cartón
Durante la visita al parque nacional Izta-popo se pudo observar diferentes tipos de hongos, típicos que crecen en bosques templados, pudimos verificar la relación simbiótica que existe entre ellos y los árboles, muchos de ellos crecen en las raíces, otros sobre la corteza, unos más sobre las hojas como lo pudimos constatar em la cierra de Guadalupe.
Así mismo después de 5 días pudimos observar como creció moho sobre la rebanada de pan humedecida, contrario a lo que se observo sobre la rebanada de pan seca.
Los hongos juegan un papel fundamental en el equilibrio de los ecosistemas en el planeta tierra, sobre todo en el de los bosques templados, ya que funcionan degradando la materia orgánica muerta transformándola en nutrientes.
Adicional conocimos sobre la variedad de los hongos ya que de esta gran variedad nos hemos beneficiado para tener avances en medicina, o utilizarlos como alimento desde épocas muy antiguas.
Los hongos deben ser los organismos menos conocidos y más incomprendidos del planeta. Relacionados más estrechamente con los animales que con las plantas, son vitales para mantener nuestro suministro de alimentos, nuestra salud, les ecosistemas y la química atmosférica del mundo. También poseen una sorprendente variedad de estilos de vida y formas, desde lo microscópico hasta lo más raro.
Los hongos inciden en casi todos los aspectos de nuestra vida y están a nuestro alrededor. Sin ellos, la vida no sería tal y como la conocemos. Nuestros bosques y cultivos los necesitan para florecer, porque sin los hongos, la madera y las hojas muertas no se degradarían totalmente, sino que se acumularían año tras año. El ganado y las ovejas, así como otros animales rumiantes, necesitan algunos hongos en su estómago para descomponer el pasto que comen. Las tiendas no tendrían café, té o chocolate, ni muchos quesos, ni bebidas fermentadas, ni detergentes biológicos, salsa de soya, vinagre, ni cualquier tipo de seta o producto derivado de ellas; ni muchas cosas más. Nuestra vida sería más corta sin los antibióticos y sin los otros productos farmacéuticos que provienen de los hongos. Pero, por otro lado, algunos de ellos pueden crecer en nosotros, matar cultivos y los árboles, arruinar la comida, invadir los hogares e incluso envenenarnos.